-Entonces ¿nos van a salir alas y escamas?- pregunto Ron.
-Obvio que no Ron, es una metáfora, solo esta hablando en sentido figurado si no…
-Espera.- Dijo Harry interrumpiendo la perorata de Hermione e ignorando la mirada ofendida que le lanzó- Debe haber un error, ese reloj es mio, nuestro, quiero decir, o lo será, una vez que terminemos con todo esto.
-¿Y quien te ha dado derecho sobre el? Si es posible saberlo, ese reloj fue creado por la señorita Helga y ella misma fue la que me prometió que me serviría en… en el futuro.
-Pues el tipo que nos metió en todo esto fue el que nos prometió ese reloj, con ese reloj pienso regresar a mis padres, con ese reloj puedo atrapar a Sirius antes que les haga daño…
-Con ese reloj podemos sacar a mi papá de la cárcel- dijo Ron interrumpiendo, aparentemente siguiendo su propia línea de pensamiento.
-Cierto Ron, de hecho nunca tendrá que entrar podemos avisarle antes y será como si nunca hubiera pasado nada.
-¿Y los enemigos que se supone que tenemos que vencer, también volverán cuando activemos el reloj?- pregunto Hermione.
-No importa mi papa será capaz de vencer a quien sea, si no hubiese estado confiado con mi padr… con Sirius nunca hubiera podido vencerlo.
-Muy bellos planes,-lo interrumpió Ryujan aparentemente molesto- pero aun no me has dicho quien te dio poder para decidir el uso que se le dará al reloj.
-Ya te lo dije, el tipo ese que nos convenció de entrar nos dijo…
-Y este “tipo” ¿tiene algún nombre? O ¿de donde saco él el derecho de prometer lo que no es suyo?
-Pues… -Harry cavilo mientras veía los rostros de sus compañeros, y en ellos pudo ver las palabras que no podía expresar, no sin sentirse un perfecto estúpido, habían entrado en esa habitación sin siquiera haber visto la cara del tipo, se habían embarcado en esa misión y ni siquiera sabían quien los había enviado, cierto, el dolor por sus padres lo había impulsado, pero ahora ese impulso parecía haberse perdido ante la demoledora lógica de Ryujan. El hecho era que no sabia ni quien ni porque lo había enviado y quizás estaba apostando su vida y la de sus amigos por obtener algo que quizás no le correspondía por derecho y las palabras que siguieron a su silencio no hicieron mas que aumentar su incertidumbre.
-No hace falta que nos fatiguemos en pensamientos inútiles, el reloj de la señorita Helga es un objeto mágico muy poderoso, y solo puede ser usado por aquel para el que fue creado, seamos tu o yo, lo sabremos en su momento. Es hora de volver, necesitan descansar para lo que les espera mañana.
***
Parecía deambular sola por la amplia sala de espera, los pasajeros esperaban su respectivo turno en una larga fila donde una hilera de cubos marcados por un número se alineaba. Tan pronto empezaban a brillar un puñado de personas se acercaban colocando una parte de ellos, generalmente un dedo, en contacto con el cubo para desaparecer súbitamente. Todo mundo parecía saber a donde dirigirse, excepto la pequeña niña que, con sus ojos cubiertos por una fina película de lágrimas volteaba a todos lados con evidentes señas de estar totalmente perdida.
-Hola pequeña, ¿estas perdida?- le pregunto un mago que se acerco a ella, parecía pertenecer a algún tipo de vigilancia encargada del lugar.
-Si- la vocecita sonaba como campanillas de cristal mientras sorbía su nariz de forma estruendosa -Mi hermano se cayó en las escaleras y parece que se lastimó su pierna, y no encuentro a mi papá por ningún lado, y…y.. yo no se que hacer… – unos sollozos rompieron la frase de la niña.
-Vamos, vamos, tranquila. Vamos a ayudar a tu hermano, en cuanto le echemos un vistazo a su pierna buscaremos a tu papa, ya veras como se soluciona todo.
-Gracias señor- la carita de la niña se ilumino con una sonrisa mientras permitía que el guardia la cargase- mi hermano esta por allá, detrás de esas escaleras, le señalo la niña.
El guardia dio vuelta al pasillo y aun alcanzo a ver al joven rubio que lo esperaba aunque no se veía lastimado, tuvo unos segundos de alivio donde pensó que los niños podían ser bastante exagerados antes de sentir como sus miembros parecían rebelarse y toda sensación de control sobre su cuerpo desaparecía, solo una voz retumbaba en su cabeza, la voz cantarina de aquella niña que ordenaba con el tono de alguien acostumbrado a ser obedecido.
-Boletos, para mí, para mi padre y mi hermano, rápido.
***
Los muelles solían ser un bullicio durante el día, pero a esa hora de la noche el comercio había menguado para todo aquel que no estuviese buscando una noche de juerga o algo aun más fuerte. Los guardianes que el ministerio había asignado a esa área solían hacerse de la vista gorda a cambio de una porción de los beneficios por lo que solo paseaban a determinada hora y en determinado lugar, aun así el hombre tomo todas las precauciones. Su aparición coincidió con el silbato de un barco lo que amortiguo el sonido del “crack”, camino por una calle estrecha alejándose de la costa hasta llegar a un suburbio donde varias casas se amontonaban juntas sin saberse bien donde iniciaba la una y terminaba la otra, camino a lo largo de la acera hasta llegar a una de ellas que se diferenciaba del resto, si bien los materiales y los acabados eran de baja calidad comparada con el resto parecía una mansión.
Toco la puerta con golpes secos y cortos, como un acto reflejo intento apartarse el cabello sobre su cara, solo para recordar que la acostumbrada capa de cabello estaba cómodamente atada en una coleta.
La luz de una vela se abrió paso desde el fondo de la casa, la puerta se entreabrió dejando ver a un hombre que si bien no era viejo, había entrado en esa etapa fofa de decadencia, la cara de caballo de su esposa asomo detrás de el y, aunque no pareciera posible, su pálido rostro palideció aun más al ver al hombre y reconocer en el a aquel niño de otros tiempos, y sin poder evitarlo e ignorando la mirada de reproche de su esposo terminó de abrir la puerta.
-Pasa Severus-
-Mi estancia será corta, solo he venido a ver como esta.
-Esta bien, la estamos cuidando bien, ahora duerme, si quieres verla…
-No, no es necesario, solo asegúrate que siga bien y que cumples mis indicaciones al pie de la letra.
-Si, ella duerme y cubrimos su cuna con la capa todas las noches.
-Y tanto que van dos veces que me golpeo un dedo con esa cochina cuna, no se porque tenemos que tomarnos tantas molestias solo porque a tu hermana se le ocurrió morirse Petunia.
La jarra con agua que se encontraba sobre la mesa estalló en mil pedazos con un sonido escalofriante y el clima pareció descender varios grados dentro del pequeño cuarto mientras Severus se dirigía hacia Vernon el cual parecía tener dificultades para respirar y estaba tomando un feo color púrpura.
-Agradece… que aun sirves a mis planes, mil vidas muggle como la tuya no se compararían con el polvo que ella pisó. Si vuelves a mencionarla en mi presencia me olvidare de mis planes y desearas la muerte un millón de veces antes de que te la haya concedido.
La presión sobre la garganta pareció aflojarse y Vernon tomo aire como un pez fuera del agua, Severus arrojo un saquito sobre la mesa el cual hizo un tintineo metálico y salió rápidamente, el ruido de la puerta al cerrase oculto el sonido de su desaparición.
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hola soy fan de harry… apenas descubri tu blog y me encanta la historia que has desarrollado, espero que continues escribiendo…
Claro que sigue en curso, aunque este un poco despegado, pero descuida no la voy a soltar hasta que este terminada.