-Sirius, despierta, despierta de una maldita vez.- El continuo zarandeo sobre su hombro y la voz que lo conminaba a despertarse fueron sacando de su estupor poco a poco a Sirius.
Esta vez la pesadilla había ido muy lejos, y había sido tan vivida, tan real. Profirió un prolongado bostezo mientras estiraba ambos brazos cuando reparo que se encontraba acostado sobre una superficie dura y fría, estaba dormido en el suelo y la voz, era de..
-Rápido, ya hicimos lo que pudimos Bucky y yo, ahora solo queda esperar, la chica está muy mal Sirius, pero el producto tiene bastantes posibilidades si mantenemos viva a su madre artificialmente.
-La chica,… producto… las palabras entraban en los oídos de Sirius pero algún defecto en la maquinaria lograba que pareciese que lo escuchaba todo en otro idioma, y de pronto la verdad le cayó como un balde de agua fría, terminando con su adormecimiento, la chica era Sam y… -¡James!- exclamó, lo deje solo contra ese maldito, debo ir.
El brazo de Tom lo sujeto de manera firme pero no agresiva, y clavó sus ojos en Sirius, unos ojos que no transmitían buenas nuevas.
-No hay nada que puedas hacer ya. Bucky tráelo.
El elfo acudió solicito y dejo sobre las manos de Sirius un ejemplar del Profeta de ese día, el rostro sonriente de James Potter taladró la vista se Sirius, leyó varias veces el titular de la nota sin poder dar crédito a lo que decía.
-¡VOY A MATAR A ESE MALDITO!- e hizo ademán de desaparecerse, sin lograrlo, el aire parecía solidificarse a su alrededor.
-¿Qué demonios pasa con este lugar?
-Hechizo de anti desaparición,- dijo tranquilamente Tom.
-Pues levántalo, que me voy a cargar a ese maldito auror, le voy a arrancar el hígado y le voy a obligar a comérselo.
-No puedo.
-¿Cómo que no puedes? Hazlo, ¡AHORA!- Sirius había tomado a Tom por las solapas de su túnica.
-No puedo, nadie puede desaparecer y aparecer en Hogwarts, excepto los elfos.
-¿Estamos en Hogwarts? Tengo que ver a Harry, pobrecillo, mi ahijado debe estar destrozado, ¿Cómo salgo de aquí?
La mirada de Tom, mitad exasperación, mitad pena se mantuvo unos segundos sobre Sirius antes de dirigirse a Bucky.
– Dile lo que escuchaste esta mañana.
-El ministerio está en Hogwarts, tienen la varita del señor Black en su poder, con ella hicieron el conjuro que acabó con el Sr. Potter, yo mismo lo escuche del ministro, están preparando todo para salir a cazarlo por el asesinato del Sr. y la Sra. Potter. Solo esperan que el chico Potter identifique la varita del Sr. Black.
Sirius reparó en la varita que tenía en la mano, era la de james, James se la había dado para desparecerse con Sam, ¡Sam!
-¿Cómo esta ella?- preguntó a Tom, momentáneamente olvidando su idea de desaparecer en busca de Harry.
-Mal, no te voy a mentir, las heridas que tiene son heridas malditas, incluso con la magia de Bucky y la mía apenas hemos podido contener la hemorragia y mantenerla estable, pero necesitaremos suerte si queremos salvar al bebe.
-¿Bebe?
-Tiene 4 meses de embarazo, ¿no lo sabias?
-Yo, no… – Sirius solo atinaba a balbucear, las cosas se sucedían una tras otra sin darle respiro sus amigos muertos, su novia moribunda, su ahijado en peligro sin duda, quizás su hermana también, Remus, el maldito asesino de Sam, y el maldito auror que los había metido en este embrollo, y ahora iba a ser padre, era demasiado, se sujetó la cabeza presionando duramente las sienes sintiendo que le iban a estallar.
Tom conjuró una silla y lo obligo a sentarse, con otra floritura apareció una copa rebosante de una poción azul brillante. –Toma, te hará bien- Sirius la bebió de un solo sorbo, como un sediento en un oasis.
La habitación pareció iluminarse un poco y los pensamientos parecieron sujetarse, de repente se sintió más sereno, más fuerte y decidido.
-¿Qué haremos ahora?
-Creo que llegó el momento de hacerle frente a Dumbledore de una vez por todas- dijo Tom.
-Pero James…
-James conocía las consecuencias, vamos Sirius ¿Qué esperabas que hiciera Dumbledore cuando nos descubriera? Menearía la cabeza y diría “Vaya que han sido traviesos muchachos, ya no lo vuelvan a hacer” Esto es una guerra, y en las guerras hay bajas ahora lo que debemos hacer es estar unidos y contraatacar. Tengo una idea en que puedo ganar y es factible lograrlo, pero necesito irme del país un tiempo para poder encontrar lo que busco.
-¿Y que excusa darás en Hogwarts?
-Creo que no te has puesto al tanto de todo, ayer tuve un enfrentamiento con una legión de aurores afuera de nuestro cuartel, lo demolieron con algún artefacto muggle, yo conseguí escapar, pero…- La voz se le quebró a Tom por un instante –Pero no estoy seguro de la suerte que corrió Bella, quizás si se desapareció a tiempo y está escondida, asustada en algún lado. Varios de ellos me identificaron, asi que mi regreso a Hogwarts está descartado. Saldré y encontraré lo que necesito, tú puedes quedarte aquí al cuidado de Sam, Bucky les proveerá para ustedes lo que necesiten y se encargara de los cuidados de Sam. Tu vendetta personal deberá esperar un poco, piensa que si eres atrapado o eliminado, no tendrás tiempo de poner a salvo a tu hijo.
-Yo… no lo sé, creo que lo pensaré, tendré tiempo para pensarlo.
-¡NO! -Tronó Tom enojado, desconcertando a Sirius, una mota de rojo había cubierto sus ojos por un instante.
-No más quizás, no más indecisiones, estoy por arriesgarlo todo y pido, no, exijo que tu hagas lo mismo, no quiero que te capturen y me delates.
-Yo no haría eso, no soy un soplón.
-Hay muchas formas de obligar a un hombre a que hable, ¿Qué harías si tienen al hijo de tu amigo capturado, que harías si tienen a Harry?
La sombra que cruzó el rostro de Sirius lo delató totalmente, el adoraba a su sobrino, daría su vida por él, del mismo modo que la hubiese dado por su padre.
Tom se acercó a Sirius y coloco una mano sobre su hombro, su enojo parecía haber desaparecido y hablo con voz tranquila pero firme.
-Entiéndeme, nos estamos jugando todo, no te pido que no te vengues, solo que me des el tiempo suficiente para tener las cartas del triunfo en nuestras manos, no estamos luchando solo por nosotros, ¿lo comprendes, verdad?
Sirius asintió con la cabeza un par de veces, Tom tenía razón, lanzarse al ataque como un toro de lidia era un grito para que lo mataran, y ahora iba a ser padre…
-Creo en ti Sirius, pero necesito estar seguro. Te pido que hagas el juramento inquebrantable.
Sirius vio sus opciones por unos instantes y despues exclamó
-De acuerdo.
Bucky sirvió como testigo mientras Sirius de rodillas le daba la mano a Tom.
-¿Juras jamás delatarme ante ninguno de mis enemigos?
-Lo juro
Una fina cuerda de fuego surgió de la varita de Tom entrelazando ambas manos
-¿Juras no levantar tu varita para traicionarme o lastimarme?
-Lo juro
Una segunda cuerda de fuego surgió de la varita de Tom aumentando el grosor del lazo.
-¿Juras seguir todas mis órdenes?
Sirius titubeo, ¿todas sus órdenes? Seguro se refería a lo que le había dicho de no abandonar la cueva y no emprender una venganza en su ausencia, pero… ¿y si no? La sensación de decisión que le había dado la poción se hizo manifiesta de nuevo y argumento de forma poderosa, Es el mago que salvó a tu novia y a tu hijo, es el mago que conquistara a Dumbledore y acabara con este maldito régimen. Sirius ya no dudo más.
-Lo juro.
Una última lengua de fuego mucho más gruesa ató ambas manos, sellando el juramento y el destino de Sirius Black.
***
La celda era estrecha y fría, los recuerdos se agolpaban continuamente, los ojos de Molly cuando lo inmovilizaron en la entrada de su casa, la tristeza mezclado con el horror que había en ellos. El fantasma de la puerta del departamento de misterios abierta saliendo de su varita, el detonador que había desaparecido de su escritorio, y que creía estaba en el cajón de sus “tesoros”, como le llamaba al cajón donde guardaba todos sus artefactos muggles. Una leve sonrisa apareció en su rostro al rememorarlo e inmediatamente una niebla se introdujo por las rejillas trayendo de nuevo el pesar y el desconsuelo. ¿Cómo había podido ser tan tonto para confiar en Robards? Había dado su varita. “Aquí tienes la mía Arthur, ¿ves como no hay desconfianza? Solo es una pequeña travesura insignificante pero que me conseguirá un puesto más alto y cuando yo esté ahí, no me olvidare de ti Arthur, yo te ayudo, tú me ayudas, y asi sucesivamente ¿Qué te parece eh?”
La niebla desapareció de repente y Arthur tuvo tiempo para reconfortarse un par de segundos antes que los aurores entraran a su celda. Sin mediar palabra lo sujetó cada uno por los brazos y lo condujeron fuera de la celda
-¿A dónde me llevan?
-Silencio- dijo el hombre apuntándole con su varita acallando al instante a Arthur.
Las cadenas de la silla se enroscaron en sus muñecas y tobillos lastimándolo, el pleno del Wizengamot se encontraba frente a él y sobre su estrado el Mago Blanco le miraba detrás de sus espejos de media luna.
-Arthur Weasley, se encuentra aquí acusado de vandalismo en una localidad muggle, ¿Cómo se declara?
-Inocente. Pronunció claramente Arthur, se sentía mucho mejor fuera de las celdas y lejos de los dementores aunque tuviese a todo el Wizengamot sobre él, como dicen los muggles “la verdad surgirá”
El ministro extrajo una varita de una caja y se la mostró a Arthur.
-¿Es esta su varita Sr. Weasley?
-Si- Respondió Arthur, su voz sonó un poco menos firme esta vez.
-¿Está consciente de que la varita demostró que con ella se abrió la puerta del departamento de misterios?
-Si-. Ahora Arthur temblaba visiblemente.
-Brujas y magos del Wizengamot, creo que podemos pasar a una votación, los que estén a favor de liberar al acusado levanten su mano- el pleno del Wizengamot permaneció inmóvil un par de segundos mientras el ministro los recorría con la vista.
-Los que estén a favor de que el acusado es culpable.- las manos se elevaron al unísono sentenciando a Arthur.
-Bien, originalmente esta corte había pedido para el acusado que fuese Besado ya que no deseamos practicas tan aberrantes como las que los muggles practican, Arthur no pudo evitar estremecerse ante la mención del castigo, pero como su infortunado ataque tuvo la inesperada casualidad de descubrir una guarida de rebeldes disidentes se ha decidido atenuar los cargos. Arthur suspiró relativamente aliviado, uno o dos años serian duros, pero no el fin del mundo.
-Al acusado se le condena a 15 años en la prisión de Azkaban, sentencia que cumplirá de inmediato.
Arthur quiso protestar pero fue acallado nuevamente por uno de los aurores que lo habían escoltado, lo condujeron fuera de la corte entre sollozos y quejidos mudos.
-Silencio, deja de lloriquear como bebé, Robards nos dio un mensaje.
“Tranquilo, No me he olvidado de ti”.
***
-Ya le dije que mi padre no sería capaz de hacer algo asi.- Dijo Fred
-Además ¿Qué ganaría con ello?- Secundo George.
-Aquí las preguntas las hago yo jovencitos, asi que más vale que moderen su lenguaje.- El auror levanto su varita ligeramente orientada hacia los gemelos, estos entonaron los ojos, desafiantes ante lo que consideraban una injusticia.
-No creo que la Directora o el Ministro aprueben que al regresar encuentren a dos estudiantes hechizados por un auror- dijo Snape de manera lenta.
-Severus tiene razón. –Dijo Frank tomando el brazo de su compañero,- Déjame esto a mí.
-No hará ninguna diferencia, no hay nada que contar, dijo Ron, el cual mantenía su cabeza baja y no había hablado desde que la directora se había llevado a Harry.
-Bien, te creo. Pero quiero que piensen esto, su padre está detenido por que todas las pruebas indican que él es el causante o en su defecto el autor intelectual de la explosión. No descartamos que haya tenido un cómplice, y si ese cómplice aparece y él fue el que detono la bomba, lo cargos más graves serian para él y no para su padre, ¿comprenden?
-Mi padre no tiene un cómplice, porque él no es responsable de esto.
-Su varita probó haber hecho los hechizos y él estaba en posesión del detonador de la bomba, y ya ha sido descartado que este bajo el influjo de algún Imperius, esas son las pruebas del Wizengamot, y ¿crees que con simplemente negarlo lo vas a ayudar? No los juzgo, como no juzgo a su padre, no es mi responsabilidad. Mi deber es averiguar que pasó, si eso exonera a su padre, bien, y si lo inculpa, también. Pero se habrá hecho con justicia ¿de acuerdo?, siguiendo las leyes que nos rigen y en las que se basa nuestra sociedad, asi que si ustedes creen que hay algo que no hayan tomado en cuenta, cualquier cosa que de momento no se acuerden, háganmelo saber.
-Está bien- dijo Ron, los gemelos no contestaron.
Los aurores se encaminaron a la puerta, Frank se detuvo y dijo a su compañero.
-Adelántate un momento.
-Sabes que el interrogatorio debe ser con ambos, Frank.
-Sí, pero no te necesito para regañar a mi hijo porque saco una mala nota ¿de acuerdo?- dijo Frank mientras hacia una seña a Neville para que fuera hacia él
-Oh, eso. Bien te espero en la salida. No tardes.
-Será solo un momento.
Una vez que estuvieron a solas, Frank hizo una floritura con su varita para evitar que los oyeran.
-Necesito tu ayuda hijo, quiero que averigües si hay algo más en este caso, con los chicos de acuerdo.
-No seré tu soplón.- dijo Neville enojado.
-Sí, lo serás, porque aquí hay algo muy raro, estoy seguro que le tendieron una trampa a Weasley y cayó como conejo.
-Entonces ¿Crees que es inocente papá?
-No lo aseguraría, pero tengo una corazonada y mis corazonadas suelen ser buenas, asi que ¿Qué dices? ¿Me ayudas?
-Si es por esa razón, con mucho gusto.
-Se cuidadoso, no quiero que ellos piensen lo contrario y se cierren más aún, están lastimados y heridos, asi que ve con tiento.
-Sí señor.- dijo Neville, la frente de Frank se arrugó un poco al verlo, ya no era el niño aquel que cargaba y sentaba sobre su rodilla, pronto estaría en la adolescencia y seguro que sería un galán entre las chicas, sin pensarlo Frank abrazó a su hijo estrechándolo fuertemente.
-Te quiero hijo.
-Y yo a ti papa.- dijo Neville desconcertado, las demostraciones amorosas con su hijo no eran comunes en Frank Longbottom.
En muy poco tiempo Frank agradecería haber tenido ese gesto amoroso con su hijo.
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