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Archive for septiembre 2009

El sol estaba a minutos de ocultarse y sus rayos luchaban una batalla perdida contra las sombras de la noche, James Potter se relajaba en su despacho con una copa de vino tinto y jugando con una vieja snitch, a pesar de nunca haber aceptado las ofertas de varios equipos sus reflejos seguían siendo excelentes, quizás si no hubiese… un picoteo en la ventana lo saco de sus pensamientos y pudo ver la lechuza recortada contra la luz de las primeras farolas que se encendían en el Valle de Godric, abrió la ventana y su clásica sonrisa fácil se dibujo en su rostro al reconocer la lechuza.

-Gracias Selene- ofreció a la lechuza uno de los canapés que estaba comiendo y retiro el rollito de pergamino leyendo rápidamente el mensaje.

Fuimos a la montaña.

Anochecía cuando regresamos.

Caían gruesas gotas de lluvia.

Todos corrimos a la cabaña

Oíamos el rugido del viento.

Rogamos que la tempestad pasase pronto.

Gracias dimos cuando termino.

Nos identificamos para ver si estábamos todos:

Susan, Gustav, Gabriel, Gary, Rose y Reese si, pero Helen no estaba.

Nos reunimos ante las llamas a llorar su perdida

James río, la nota le traía un montón de buenos recuerdos, caminó hasta su escritorio y dio un toquecito con la varita al pergamino mientras repetía:

“Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas”

Las letras sufrieron un cambio y las iniciales además de unas cuantas palabras empezaron a cambiar su color y a reordenarse.

 Fuimos a la montaña.

Anochecía cuando regresamos.

Caían gruesas gotas de lluvia.

Todos corrimos a la cabaña

Oíamos el rugido del viento.

Rogamos que la tempestad pasase pronto.

Gracias dimos cuando termino.

Nos identificamos para ver si estábamos todos:

Susan, Gustav, Gabriel, Gary, Rose y Reese si pero Helen no estaba.

Nos reunimos ante las llamas a llorar su perdida

Al final el texto se quedo quieto y James pudo leer el párrafo:

“Factor G identificado S, G, G, G, R, R, H No.  Llamaré”

-Bravo lunático, siempre fuiste el mejor en esto- dijo James, mas que nada pensando en voz alta -Así que tres Gryffindor, dos Ravenclaw y un Slytherin, lástima que la lealtad de los Hufflepuff no se haya manifestado en nuestro favor, en fin es tiempo de actuar. Tomo su capa del perchero y salió.

***

-Es increíble la cantidad de cosas que puede uno desconocer de los muggles cuando no se esta acostumbrado a vivir con ellos,-el profesor Ryddle se dirigía a la clase con el montón de pergaminos delante de sus ojos- por ejemplo, los muggles no usan las escobas para barrer porque sean malos para el quiditch.- Las orejas de Ron se pusieron rojas.

-Y mucho menos los muggles son “nuestros criados naturales” “tontos” o “semihumanos” -el rostro del chico rubio de Slytherin se regodeaba en una sonrisa satisfecha como si estuviesen anunciando que había ganado su propia orden de Merlín.

El maestro retiro sus lentes con aspecto cansado dándose tiempo para volver a dirigirse a sus alumnos.

-El hecho es que los muggles tienen muchas desventajas respecto a nosotros y en los últimos tiempos esas diferencias se han acentuado drásticamente, todos los antiguos profesionistas muggles han sido remplazados por magos, las antiguas fuerzas del orden, policías, ejércitos y demás fueron remplazados por los aurores de los diferentes gobiernos mágicos, los medios de comunicación no son lo mismo, no pueden competir con magos que pueden aparecerse en instantes en el lugar donde ocurren los hechos que son noticia equipados con chivatoscopios de radar amplio y con fotógrafos mágicos que ofrecen una perspectiva dinámica en su noticia y no solamente una simple fotografía, además después que las radiocomunicaciones pasasen a manos de los gobiernos mágicos muchos de los empleos que anteriormente se ocupaban por muggles lo cubrieron los magos, y si tenemos en cuenta que un mago medianamente entrenado puede hacer el trabajo de dos o tres muggles pues la situación se agrava.

-¿Por qué? ¿Que no hace eso que los muggles se esfuercen mas y se preparen mejor? – se aventuró a preguntar Harry.

-Mmmh, veamos, eso es discutible- dijo el profesor Ryddle aparentemente contento de que los alumnos participaran.

-Desde el inicio la competencia no es justa, primero por la obvia razón que la magia conlleva, segundo para un muggle existen reglas y limitaciones que no hay para un mago y tercero nadie en sus cabales pagaría tres sueldos en vez de pagar uno, usemos un ejemplo, en mis viejos tiempos de medí mago antes de retirarme cuando aun no se abatía el estatuto de secreto solía ver dos o tres pacientes en San Mungo, cuando el estatuto se abolió las consultas aumentaban por docenas, toda la gente quería remedios mágicos, por lógica los precios de los tratamientos empezaron a aumentar, muchos gastaron sus fortunas muggles en pagar su salud, cambiaban su dinero muggle por dinero mágico, los duendes- el maestro hizo un mohín de disgusto- fueron subiendo el tipo de cambio y apropiándose de fortunas enteras, cuando estos muggles regresaron sanos no encontraron economía para levantarse de nuevo por que todas las empresas solicitaban ayudantes mágicos y el resto es historia conocida, ahora un muggle se puede considerar afortunado si tiene un trabajo remunerado que no le absorba mas de la mitad del día.

El profesor Ryddle se levanto y empezó a caminar en de un lado a otro del aula de clases mientras su rostro adquiría lo que cualquiera llamaría “apasionamiento” por el tema.

-Esto con el paso de los años nos ha llevado a un círculo vicioso, la educación ahora no es primordial para un muggle, nadie quiere estudiar veinte años de su vida para terminar cargando bultos en los muelles, barriendo calles o siguiendo las ordenes de un elfo domestico en casa de algún mago, lo que hace que el índice de cultura muggle haya caído bastante, los científicos muggles son una especie en peligro de extinción, su tecnología es obsoleta ante la magia y aquellos afortunados que aun tiene vestigios de alguna fortuna propiedad de sus antepasados, solo necesitan esperar algunas generaciones para estar en la misma situación.

-Suena como si los muggles no tuviesen futuro- opinó Ron con preocupación reflejada en su rostro.

-Así parece y ni siquiera hemos empezado el curso- agrego con una media sonrisa triste el profesor Ryddle.

–Existen un sinfín de cuestiones que debemos analizar para notar el impacto que ha sufrido la población muggle, su religión, sus costumbres, su cultura, deportes, relaciones interpersonales, aumento en la criminalidad, etcétera, etcétera, etcétera y lo que nos corresponde, la responsabilidad que debemos asumir ante ellos por los dones que nos fueron dados.- concluyó el profesor con un suspiro y agachando la cabeza.

-Pero me parece que por hoy ha sido suficiente, quiero por favor que lleven a cabo los ejercicios comprendidos de la pagina dos a la ocho, son una serie de actividades que deberán medir en tiempo y dificultad haciéndolo con magia y al estilo muggle, quiero todo en un resumen para nuestra próxima clase del miércoles, pueden retirarse.

La clase se levantó para dirigirse a sus salas comunes, Hermione se retrasó unos segundos respecto al resto y no sin cierta timidez se dirigió al profesor.

-Se…ñor, este, profesor Ryddle.

-Si señorita…

-Granger, profesor.

-Bien señorita Granger ¿en que puedo ayudarla?

-Sobre la clase de hoy, todo lo que dijo acerca de los muggles, yo…

-Déjame adivinar, hija de muggles ¿verdad?

-Si.

-No hay de que preocuparse querida, tu eres una bruja, y me imagino que no piensas  abandonar a tus padres cuando salgas de aquí ¿cierto?

-Por supuesto que no señor- contesto de manera determinante Hermione.

-Buena chica, ahí tienes tu solución, solo es cuestión de tiempo, de hecho esa es la única solución en el horizonte, que los muggles y los magos estén tan relacionados unos con otros que los nuevos jefes de las familias sean aquellos que tienen alguna propiedad mágica, descuida, todo saldrá bien.

-Gracias profesor- la sonrisa de Hermione se veía ahora relajada.

-Anda, creo que ya es hora de la comida y los jóvenes deben alimentarse bien.

Hermione se dirigió al comedor con la esperanza renovándose dentro de ella.

Ryddle subió las escaleras hacia su despacho aun le quedaba una hora antes de su siguiente clase y se reclino en su silla mirando hacia el exterior, los rayos del sol adquirían tonos rojizos al atravesar el vitral reflejándose en sus ojos, sonrió mientras murmuraba.

-Estúpida niña.

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El abrazo se prolongó por algunos segundos hasta que Santi pregunto con voz alegre.

-¿Tienes hambre? He traído unos bocadillos.

-Si muchas gracias, ¿cuanto tiempo esta vez?

-Tres años, mis padres no habían querido regresar a España hasta concluir algunos negocios.

-Tres años, eso quiere decir que ahora tienes doce años.

-Si, ya estoy por cumplir los trece en unos meses más, justo después de navidad, sabes, he estado pensando en tu situación, quizás si hablásemos con mis padres ellos podrían conseguir alguien que ayudase con tu problema y…

 -No -la cara de Hugo mostraba una expresión horrorizada- me encontraría y acabaría conmigo como lo hizo con mi familia.

-Pero ha pasado ya tanto tiempo.

-Tu sabes que los magos son mas longevos que ustedes los muggles, mi padre ofreció su vida para asegurarme que podría sobrevivir, aunque fuese solo por las noches y con la ayuda de alguien mas… – las palabras se fueron perdiendo junto con la voz cada vez mas baja de Hugo.

-Pero no hay nadie que pueda enfrentarlo quizás ese Dumbledore del que hablan en las noticias.

-¿Dumbledore?- pregunto Hugo con renovado interés.- ¿Quién es el?

-Es el líder de los magos, mi padre dice que fue el que tomo el control de los gobiernos del mundo junto con los otros magos de los diferentes países hace ya algunos años, según lo que he leído en periódicos y lo que dicen los otros magos no hay mago mas fuerte que el, aunque ya esta bastante viejo.

-No se, suena bien, si el lograra derrotar a ese mago oscuro que asesinó a mi familia podría librarme de mi maldición y entonces…-Hugo elevó su vista, sus ojos se perdieron en la inmensidad del espacio mientras observaba la noche estrellada- Marte – murmuró.

-¿Y entonces? -Pregunto Santi trayendo de vuelta a Hugo de sus cavilaciones.

 -Seria libre, podríamos ser hermanos de verdad.

Ambos niños sonrieron y Hugo apuro el último de los panecillos junto con el resto del jugo que Santi le había llevado.

-Pero antes necesitamos planearlo cuidadosamente, no puedo simplemente aparecerme enfrente de tus padres y decirle, “hola soy la estatua que ha estado viviendo en su jardín estos últimos años, ¿pueden adoptarme?”

Santi rió. -Si tienes razón, ¿pero entonces que haremos?

-Necesitamos jugar con el tiempo, los muggles son muy supersticiosos y la noche les trae malas ideas y yo no puedo permanecer como humano en el día, de modo que…

Hugo caviló por un rato y después corrió hacia donde había dejado su libro y lo hojeo febrilmente hasta detenerse en una página.

-Aquí esta, es un hechizo antiguo, necesitamos elementos mágicos que nos sirvan de soporte, ya que yo no tengo una varita.

-¿Elementos mágicos? ¿Y donde demonios los vamos a conseguir?-pregunto Santi con desilusión.

-En tu cocina, necesitamos sal, vinagre y velas, necesito que los traigas todos mañana y un cuchillo.

-¿Para que el cuchillo?- pregunto Santi por primera vez receloso.

-Con el romperemos el libro que me ata a ser una estatua y así podré ser humano durante el día, creo que es hora que vuelvas a tu casa, descansa y duerme bien, necesitaremos fuerzas mañana.

Se fundieron nuevamente en un abrazo, Santi se dirigió a su casa sin volver el rostro hacia atrás, así que no pudo ver la sonrisa de satisfacción en la cara de Hugo, el cual siguió viendo las estrellas.

***

Estaba de un humor de perros, lo cual dada su condición ya era bastante risible, ¿como era posible que todo hubiese ido tan mal de manera tan rápida? ¿Qué acaso solamente el veía las conexiones? Y ¿como se atrevía James a confiarle su plan a él después de lo que había hecho?

Caminó unas calles en el Londres muggle hasta llegar a un viejo bar donde entró y se sentó en el rincón mas apartado, pidió una cerveza y la empezó a beber con el rostro hundido entre los hombros y la mirada fija en el desgastado acabado de la barra, pensando en lo que había dicho a su amigo, no notaba la discusión que tenían dos borrachos a su lado la cual iba subiendo de tono.

-Ellos tienen la culpa, yo no de…debería estar aquí, debería te… tener mi amplia… oficina y una linda secretaria llevándome café, solo porque no puedo agitar un…maldito palo y hacer algo de hocus pocus.

Sirius adivinó más que comprendió la conversación que se traía el borracho, sin duda un muggle más de los desempleados, después de todo- ¿quien necesita profesionistas muggles cuando tienes un mago? –pensó con una mezcla de orgullo y pesar, tomó el resto de su cerveza y pagó dispuesto a retirarse, dejo una moneda sobre la barra y ese fue su error, la esplendidez Black había aflorado y había dejado un galeón sobre la barra para cubrir el importe de la cerveza.

El hombre que estaba discutiendo con el otro miró fijamente la moneda por unos instantes, el borracho captó la mirada fija de su amigo y observo la moneda, su mano se dirigió al bolsillo de su chaqueta mientras gritaba a la espalda de Sirius

-TÚ, Eres uno de esos malditos magos.

-¿Y que si lo soy?- Sirius ni siquiera volteo a ver al hombre pero su mano derecha se tenso dentro del bolsillo de su chamarra.

-Transforma esto anormal- el estampido fue ensordecedor y Sirius sintió un dolor lacerante sobre su hombro izquierdo, extrajo su varita y la apuntó directo a la cabeza del hombre, un latigazo de color plata impacto en el rostro al borracho estrellándolo contra las mesas del fondo, Sirius sentía el calor de la sangre recorrer su brazo mientras los compañeros del desmayado se aproximaban desde varios flancos intentando cercarle la huida.

-Un paso mas y no seré tan benévolo la próxima vez- advirtió Sirius, chispas rojas volaban de su varita amedrentando a sus atacantes, ganó con pasos calculados la salida y la atravesó hacia la calle.

La muchedumbre se abalanzó en tropel pero cuando salieron el mago se había esfumado, quizás alguno advirtió el perro que doblaba la esquina pero no le dio importancia, tampoco advirtieron el rastro de sangre que iba dejando tras de si.

***

El día había transcurrido lento, las guarniciones estaban guardadas en la mochila y los elementos necesarios estaban preparados, el cuchillo incluido, la noche llego y todos en la casa acudieron a su cita con Morfeo mientras Santi se deslizaba por los arriates hacia la fuente del bosque, repitió el conjuro empapando de agua la estatua, esta vez Hugo acudió mas rápido que la noche anterior.

-Aquí esta lo que pediste.

-Gracias hermano, falta poco, muy poco. -dijo Hugo sin poder contener una sonrisa en el rostro.

Hugo puso manos a la obra y dibujo un pentagrama con la sal en el suelo, dibujando óvalos encontrados en el centro del pentagrama y colocando las velas en cada esquina del mismo, escribió unos símbolos raros entre los espacios de las puntas y prendió fuego a las velas. Estudio un momento el libro y después lo entrego a Santi.

-Entrare con el cuchillo y realizare el ritual, en algún momento te entregare el cuchillo y deberás rasgar las paginas del libro ¿de acuerdo?

Santi se limito a mover la cabeza de arriba abajo, bastante impresionado con el espectáculo.

Hugo se colocó en el centro del pentagrama y ungió sus manos con el vinagre restante e hizo lo mismo con el cuchillo, empezó a entonar un canto en tono grave, era bastante repetitivo y provocaba ecos, involuntariamente Santi empezó a temblar, de repente Hugo se llevo las manos al pecho y su mirada se torno vidriosa por la forma en la que gesticulaba parecía faltarle la respiración y con mucha dificultad pudo articular dos palabras.

-A…yudame… her…man…o.

Santi arrojó el libro y se introdujó en el pentagrama para intentar ayudar a Hugo que había caído al suelo, lo tomó de las manos e intento levantarlo, entonces las manos de Hugo se convirtieron en garfios poderosos que aprisionaban sus muñecas y el cántico volvía a resonar, mas fuerte, mas profundo, Santi lo sentía retumbar dentro de su cabeza mientras el cuchillo cobraba vida y hacia cortes en las muñecas de ambos entremezclando su sangre, roja como una rosa la de Santi y algo parecido al alquitrán emergiendo de Hugo.

Se miraron un instante de frente uno al otro intercambiando sus miradas por un instante, Santi dos cabezas mas alto que Hugo y cayeron de rodillas ambos sin soltarse con la cabeza baja.

Instantes después la lucha comenzó de nuevo ambos se pusieron de pie pero esta vez Santi aprisionaba las manos de Hugo y lo obligaba a ponerse de rodillas de nuevo y juntar sus manos, el libro voló hacia ellas y su consistencia cambio lentamente tornándose dura como la piedra, Santi se apartó y dejo a Hugo de rodillas convirtiéndose centímetro a centímetro en estatua.

Santi en el cuerpo de Hugo alcanzó a suplicar.

-Por… f…av…or.

-De verdad lo siento Santi, me empezabas a caer bien, pero mi destino es mucho mas grande de lo que tu estúpida mente muggle pueda imaginar, gracias por cuidar de este cuerpo para mi. Adiós.

Hugo se retiró del bosque a paso rápido, no dirigió siquiera una mirada a la estatua que había dejado atrás, subió los arriates y se recostó sobre la cama, mucho tiempo había transcurrido desde que había estado en una, el primer paso estaba dado y debía ser muy cuidadoso de ahora en adelante, pero estaba seguro de salir victorioso, si a Dumbledore le gustaban los cuentos para niños, a el le gustaban las historias de terror.

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El mago se apareció en una colina sobre la entrada de un pueblo, el sol estaba descendiendo de lo más alto y la tarde se acercaba con una humedad en el viento que pronosticaba lluvia.

Dedicó unos segundos a contemplar las casas que se extendían a lo largo del valle, no era una población muy grande pero tenia sus ventajas el que estuviese formada exclusivamente por magos y brujas, no había que esconderse de los grupos muggles de alborotadores que, si bien no podían reconocer por completo los vestigios de magia, eran lo bastante violentos como para cargar a ciegas contra cualquier cosa que oliese a mágico, y su atuendo cumplía los requisitos.

Camino a paso rápido hasta alcanzar las primeras casas del poblado, busco entre las calles hasta que encontró lo que buscaba, una casa que hacia las veces de tienda, había un escaparate en un costado y sobre un polvoriento cojín se exhibía una varita de aspecto frágil y desgastado. El mago cruzo el umbral, unas nubecillas de polvo se levantaban a cada paso que daba dibujando los rayos de sol que se dejaban filtrar por un techo que seguramente requeriría reparaciones muy pronto. Toco la campanilla y un mago de aspecto bonachón y con un amplio bigote se acerco a el con una sonrisa que asomaba entre sus abultadas mejillas.

-¿Dígame en que le puedo servir señor?

-Quiero una varita.

-Por supuesto, por supuesto, tenemos una amplia variedad, ¿Qué le parece esta?- el vendedor extrajo una caja de un color rojo desgastado y de ella sacó una varita larga y brillante.- Nuez y pelo de unicornio, 36 centímetros algo rígida, potente para hechizos.

-De hecho estoy buscando algo mas pequeño- dijo el mago.

-Lo siento, no entiendo- replico el vendedor con extrañeza- el mago no elige a su varita, es la varita la que elige al mago.

-Sucede que la varita no es para mi, es para alguien con manos mas pequeñas que las mías.

-Ah, el heredero de su casa esta por empezar a instruirse, comprendo, comprendo, sin embargo debo decirle que seria mucho mas conveniente si trajese a su hijo aquí y la varita correcta lo eligiese.- Soltó el vendedor sin apenas tomar aire.

-No, no me ha entendido, yo no tengo hijos, aun.-replico el mago.

-Ah ya veo, un regalo para la dama- dijo el vendedor con una sonrisa cómplice en el rostro- tenemos excelentes varitas de ornato con lo mejor de la moda para las damas de la alta sociedad y con acabados primorosos que honrarían hasta el más exigente gusto.- el vendedor alzo varias veces al unísono ambas cejas mientras decía esto, arrancando la carcajada del mago.

-No tampoco es para una dama, digamos que tengo un aprendiz y quiero hacerle un regalo para instruirlo como debe se.

-Entiendo, entonces algo simple y pequeño, mmmh, si creo que tengo algo que le gustara y uniendo la acción a la palabra casi corrió hasta la parte trasera de su tienda donde se oyó por unos momentos el mover y remover de cajas finalmente el vendedor se acerco con una varita mucho mas corta que la anterior.

-Acebo y pluma de fénix, 22 centímetros, poderosa y eficaz tanto para hechizos como para transformaciones, tiene un mango de sujeción aquí como puede ver, esta cabeza de dragón grabada hace que el principiante se ajuste mejor a su uso y no la tire en alguna floritura.

-Excelente- dijo el mago mientras sujetaba la pequeña varita- me la llevo.

Pago una pequeña cantidad por la varita y salio del local, camino hasta donde había una hostería y pidió una habitación, el duelo y la caminata lo tenían cansado, además debía programar su entrenamiento del día siguiente, aun no había decidido que enseñarle a Garnuk pero lo haría conforme fueran avanzando, quizás iniciarían con un poco de transformaciones y uno que otro hechizo, claro, eso si la varita aceptaba rápido a Garnuk, a pesar que los duendes y los magos eran criaturas lo suficientemente mágicas para canalizar su magia a través de objetos no estaba seguro si la magia de un duende seria suficiente para una varita, estas eran caprichosas y desleales con aquellos que no llenaban sus expectativas, y con ese pensamiento se quedo dormido.

***

-Señor Urg, traigo malas noticias.

El anciano duende movió su cabeza un poco para poner atención al recién llegado, el cual lucia bastante agitado como si hubiese corrido por un largo tramo, estaba a punto de reprenderlo por presentarse en esas condiciones en el salón principal cuando sus ojos repararon en la mano del duende el martillo de oro era inconfundible, era el símbolo del duende regente, aquel que años atrás había cedido a su hijo Garnuk cuando este había tenido la edad suficiente para dirigir a su pueblo y sabia que su hijo moriría antes de perder ese martillo símbolo de su honor y su poder.

No tardo en relacionar la mención de malas noticias y el hecho de que un duende extraño portase ese martillo, su semblante se torno pálido pero su voz salio determinante cuando pregunto:

-¿Muerto?

-Si señor- el duende agacho su cabeza y evito el contacto visual con el anciano.

-¿Quién?- pregunto de nuevo con voz aun mas dura.

-Un mago señor, yo lo vi todo.

El anciano duende bajo su cabeza un momento respirando entrecortadamente hacia bastante tiempo que un mago no asesinaba un duende, las antiguas revueltas habían finalizado gracias a Gringott y sus nexos con los magos, pero aun así las dos razas vivían recelosas una de la otra y siempre que había oportunidad intentaban demostrar su supremacía ante los demás. Esa podría ser una explicación y estaba dispuesto a aceptarlo por el honor de su hijo, una vez mas pregunto.

-¿Un duelo justo?

-No mi señor, fue atacado por la espalda para robarle su espada, yo pude rescatar el martillo que llevaba oculto en sus bolsillos.

El anciano sitio la furia rugir en su interior, maldita raza de víboras traicioneras, muerte era lo único que se podía esperar de los malditos magos y de su maldita prole y muerte era lo que el les iba a dar.

Con una vitalidad impropia de su edad salto de su asiento y empezó a colocarse su armadura al tiempo que con voz de trueno ordeno.

-Suenen el cuerno, llamen a los guerreros, vamos a recuperar la espada de mi hijo.

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-Nadie agitara su varita ni hará ridículos encantamientos en esta clase- el profesor se dio una pausa para cruzar sus brazos por dentro de su túnica, dándole un aspecto de una momia mal embalsamada.

-Es por ello que quizás la mayoría de ustedes no creerá siquiera que esto sea magia, pero aquellos que lo entiendan, y serán pocos, puedo enseñarles a embotellar la fama, a embotar los sentidos, e incluso ponerle un alto a la muerte.

-Por supuesto, eso solo lo podrán lograr si son mejores que la mayoría de los alcornoques a los que suelo enseñar.

-Sin embargo por ser el primer día hoy seré benevolente e iniciaremos con algo sencillo- dio un golpecito a una pizarra y en ella aparecieron una lista de ingredientes y las instrucciones para una poción- los ingredientes los pueden tomar del armario, una poción por banca, tienen una hora.

La poción era simple y los ingredientes pocos, pero su preparación requería concentración y seguir los pasos de manera ordenada y en el tiempo adecuado o los resultados podrían ser desastrosos.

Harry llevaba más de diez minutos revolviendo la poción en el sentido de las agujas del reloj y empezaba a aburrirse, a su lado Ron se dedicaba a dar vuelta a su cabeza cada diez o quince segundos hacia las bancas de atrás.

-¿Qué tanto miras?- pregunto Harry.

-Quiero ver como lo hacen los demás, a nosotros no nos ha ido tan mal ¿no crees?- Su poción era bastante acuosa aunque las instrucciones decían que debía tener una consistencia espesa, pero al menos tenia un color aguamarina bastante parecido al verde esmeralda que, de acuerdo a las instrucciones, debía tener.

-No, no esta mal- Harry se tomo el tiempo para dirigirse a las otras mesas, Neville y el chico rubio tenían una sustancia espesa pero de un color verde hoja, un par de gorilas de Hufflepuff dos filas atrás estaban pasando problemas para extraer la cuchara de lo que parecía cemento gris, finalmente reparó en la chica que había compartido el bote con ellos, a su lado estaba otra Ravenclaw con idéntico peinado aunque con un cabello oscuro y una cabeza mas bajita, su poción era de una consistencia semilíquida y la superficie del caldero parecía una esmeralda en bruto de cantos redondos.

-Wow, mira la poción de la chica de anoche.

-Se llama Hermione- agrego rápidamente Ron.

-Como sea, es genial.

-Les quedan diez minutos- anuncio Snape.

Las chicas interrumpieron su labor de revolver la poción para agregar el último ingrediente y Harry volvió su mirada y concentración a su poción.

-Bien ahora solo falta agregar las espinas de erizo revolver tres veces en sentido contrario a las agujas del reloj y listo.- y uniendo la palabra al hecho tomo las púas de erizo para agregárselas…

… y en cuanto las púas hicieron contacto con la poción los resultados desastrosos llegaron, la poción empezó a burbujear mientras amenazaba con desbordar su contenido del caldero, Ron intento revolverla como decían las instrucciones pero una burbuja estalló yendo a caer una gota de la poción en sus manos, Ron dio un grito de dolor y al intentar cubrirse termino empujando el caldero hacia el frente bañando por la espalda al chico rubio compañero de Neville con el resto de la poción.

Los gritos de dolor no se hicieron esperar y el profesor Snape se acerco a pasos rápidos, con un hechizo desapareció los restos de la poción de encima del muchacho y del suelo, convoco una botella con un líquido verde de olor penetrante, lanzo la botella encima del muchacho rubio pero curiosamente el liquido se transformo en un gas blanco al contacto con el aire y los gritos del muchacho cesaron de inmediato, el gas parecía haber reparado el daño en la túnica y en la piel del muchacho.

-¿Quién fue el estúpido que agregó las púas de erizo al caldero sin retirarlo del fuego?

Oh oh. -Una mirada rápida de Harry al tablero basto, ahí claramente se observaba “retire la poción del caldero, agregue las púas de erizo hasta que la poción se torne roja y revuelva tres veces en el sentido contrario a las agujas del reloj, después cuele la…” en fin, el daño estaba hecho, James se lo había dicho un día y había sido bastante claro:

Un Gryffindor asume sus errores con valentía-, después había agregado quedamente cuando Lily se había retirado -Si te atrapan-, pero esta vez Harry estaba atrapado.

Tímidamente alzo la mano, los ojos de Severus Snape se posaron en el con lo que parecía el preámbulo a una severa reprimenda, repentinamente al hacer contacto visual algo cambió en la mirada de Snape y la tormenta se vació  encima de Ron.

-Eres un estúpido Weasley, ¿Por qué permitiste que Potter agregara las púas sin revisar las instrucciones? Cinco puntos menos para Gryffindor y quiero un ensayo de un metro sobre los errores que cometiste hoy. Tú y Potter pasaran la hora restante cortando raíces de ajenjo para los demás grupos tómenlas del armario, el resto coloque una muestra de su poción en mi escritorio y quiero un resumen de lo que acaban de hacer y quiero silencio.

Tres pasos le bastaron a Snape para colocarse de nuevo tras su escritorio dejando a Ron colapsado de terror y a un Harry confundido, para colmo los ojos de Ron encontraron los del chico al que había bañado con la poción, no parecía contento con lo que había pasado, a pesar que el daño había sido mínimo, y si el chico hubiese tenido puñales en la mirada Ron Weasley habría caído fulminado en ese momento.

***

El resto de la clase transcurrió sin mayores incidentes, al terminar se dirigieron directamente y al trote hacia lo que seria su segunda clase, llegaron con quince minutos de anticipación y el salón se encontraba vacío, el aula de DCAO no podía ser mas diferente de la de pociones, los amplios ventanales dejaban que la claridad de la mañana iluminase el salón a pesar de que el cielo se encontraba bastante nublado, (algo muy común para esa época del año), daba una sensación liberadora después de estar dos horas en la claustrofóbica mazmorra.

El aula estaba libre de bancas así que los alumnos simplemente se fueron amontonando en corrillos conforme fueron llegando, los minutos pasaban y el maestro brillaba por su ausencia los murmullos subían cada vez mas de volumen e incluso algunas carcajadas ocasionales se oían Harry, Ron y Neville discutían lo que había pasado en la clase de pociones.

-¿Por qué no te dijo nada?

-Es amigo de mi mamá, nos lo encontramos en el Callejón Diagon cuando fuimos a surtir la lista, parece que se llevan muy bien. Que suerte ¿no?

-Suerte, para ti, para mi no, tengo que escribir el ensayo- agrego Ron con una cara de angustia como si lo hubiesen condenado a lavar urinales.

-Fue mi culpa, ya lo haremos entre los dos, además no tenemos pociones hasta el viernes.

-¿Porque tardara tanto el profesor?, ya debería estar aquí – intervino Neville.

-Quizás se enfermo, así podremos ir a almorzar temprano- agrego Ron con una sonrisa en el rostro.

-Tu solo piensas en com…- empezó Harry pero se interrumpió al escuchar un ruido justo a sus espaldas, sonaba como si alguien estuviese rascando el suelo desde abajo y ganaba intensidad, sea lo que fuese que hiciera ese sonido se estaba acercando.

Ubicaron el sonido junto a una pared detrás de lo que parecía un armario el cual se empezó a estremecer de repente con sacudidas cada vez mas violentas que terminaron finalmente por tumbarlo pero el sonido no cesó, y ahora no solo Harry, Ron y Neville estaban al pendiente del sonido sino que toda la clase.

La porción de piso que había estado debajo del armario empezó a retumbar nuevamente y estalló en una explosión de guijarros cubriendo con una nube de polvo a la clase, la cual se fue disipando poco a poco.

-Primero lleno de una poción hecha por estúpidos- Harry reconoció al que vociferaba como el chico rubio de Slytherin que Ron había bañado con su fallida poción- Y ahora lleno de tierra por un edificio en mal estado, si mi padre se enterara de…- el chico siguió moviendo su boca pero súbitamente el sonido parecía haberse esfumado de su garganta dejando a Harry perplejo.

El grito de una chica lo hizo volverse para ver como una mano enorme emergía del hueco en el suelo, a esa mano le siguió otra y después una cabeza calva, pequeña para las proporciones del tronco que le siguió y por ultimo unas piernas poderosas impulsaron de un salto hacia los alumnos un monstruo con unos comillos babeantes y unas garras de apariencia letal.

Casi por inercia algunos esgrimieron sus varitas, pero la mayoría corrió hacia el extremo opuesto del salón incluido el chico rubio el cual hubiese arrancado una carcajada a cualquiera con su silenciosa mímica de un patético grito grabada en su rostro, esto claro si no hubiese problemas mayores que atender.

El monstruo dio dos pasos gigantescos y la distancia entre los alumnos que intentaban enfrentarlo y el se redujo a la mitad

Impedimenta– un rayo de luz roja salio de la varita de Neville el cual, para asombro de todos fue desviado por la criatura sin hacer un solo movimiento sus compañeros lo imitaron y cinco rayos mas se dirigieron hacia el, sin causarle el mas mínimo daño, parecía que el aire alrededor de el formaba una especie de escudo invisible, eso o el monstruo era indestructible, pensó Harry.

Indestructible, la palabra le trajo a la mente el recuerdo de sus vacaciones en el lago, una roca obstruía un excelente tobogán natural, Lily insistió pero al final James voló en pedazos la roca y al fin hubo diversión.

Harry esgrimió su varita mientras gritaba

Confringo– una onda de choque se liberó y la criatura así como Harry y sus compañeros fueron lanzados ligeramente en direcciones opuestas la criatura lanzo un aullido lastimoso y gruesas gotas de agua corrieron por su cara.

-Anda- dijo Harry.

-Pero si esta llorando- dijo Ron.

-Así es, creo que le dolió esa caída- dijo una voz más grave desde el fondo del salón.

–Buenos días muchachos, soy el profesor Lupin y voy a ser su maestro de Defensa contra las artes oscuras, para ser su primera vez no creo que haya sido un intento tan malo, de hecho se quedaron a enfrentar a la criatura mas de los que yo había esperado, veamos, diez puntos para Slytherin por el señor Longbottom por atacar primero, diez puntos para Gryffindor al señor Potter por derribarlo y diez puntos por la señorita Granger y el señor Thomas por quedarse, de igual manera otros diez para Gryffindor por el señor Weasley y el señor Finnigan, ahora si me permiten.

El maestro se acercó al monstruo y lo acaricio levemente con lo que este dejo de llorar retiro el hechizo de escudo que rodeaba a la criatura, esgrimió su varita una vez mas y desaparecieron los colmillos, las garras los músculos en el tórax y las extremidades y un amplio y bonachón abdomen se desplegó encima de lo que, como ahora todos podían ver, solo era un ghoul.

-Quiero un ensayo para el miércoles sobre las acciones que debieron haber tomado para repeler el ataque de una criatura desconocida, y una investigación de por lo menos diez hechizos de ataque y diez de defensa que podrán encontrar fácilmente de las paginas seis a la veinte de su libro de texto, pueden retirarse.

-Pero profesor solo ha pasado una hora- agrego tímidamente una chica de Ravenclaw.

-Y han aprendido más de lo que hubieran logrado en una semana leyendo libros- dijo el profesor mientras subía las escaleras hacia su oficina, cerrando la puerta detrás de si.

Apenas estuvo solo en su oficina escribió un mensaje en un trozo de pergamino le dio un golpecito con su varita y lo ató a la pata de una lechuza se aproximo a la ventana y se quedo observándola hasta que se perdió en el horizonte.

Felizmente para Ron la comida se centró más en la interesante clase de DCAO que en los desastres de pociones y con ánimos renovados acudieron a su clase de la tarde, esta vez ubicada en uno de los salones del segundo piso junto al lago. El maestro en turno ya se encontraba ahí cuando los alumnos llegaron al salón.

-Por favor tomen asiento, encontraran un cuestionario al cual le dedicaremos nuestra primera clase, tomen su tiempo, no hay respuestas correctas o incorrectas solo quiero saber que tan familiarizados están con las costumbres muggles, pueden comenzar.- el maestro dio un golpe a la pizarra con su varita y la tiza escribió en letras bastante visibles:

Estudios Muggles, Primer Curso.

Profesor: Tom S. Ryddle.

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La batalla había dejado exhaustos a ambos contendientes quienes ahora compartían la sombra del haya a las orillas del lago.

El mago utilizó su varita para convocar un lucio desde el lago, y juntó varios troncos en un montón apuntando después su varita, instantes después crepitaba un fuego que parecía llevar horas encendido, acto seguido coloco el lucio sobre la improvisada hoguera para cocinarlo.

-Mmmfgh- gruñó el duende, el cual había reunido algunas raíces y unos hongos  y se disponía a consumirlos recostado en el tronco de la haya.

-Olvidaba que no te gusta la comida cocinada con fuego.- señalo el mago con una risa divertida en el rostro.

-El fuego es un elemento sagrado, señor de la destrucción y de la creación, no debería ser humillado en labores tan denigrantes como cocinar.- replicó el duende con la misma perorata que le soltaba cada tres o cuatro días desde que se conocieron.

El mago solo volvió a sonreír, alegrándose para si mismo por haber desechado su idea original de atravesar el lucio con la espada para cocinarlo.

El mago masticó concienzudamente y después tragó un bocado de pescado, bebió un sorbo de vino de su petaca para después añadir -Mañana iré al pueblo a comprar una nueva varita, ¿crees que nos podamos ver en este mismo lugar a esta hora?

-¿Piensas presumirme tu nueva varita?

-De hecho estaba pensando en cumplir mi parte del trato y enseñarte a manejar la varita- la sonrisa no se había despegado del rostro del mago y se acentuó ante la mirada de incredulidad del duende.

-Ese no fue el trato, yo obtendría maestría en la varita si ganaba el duelo y lo perdí.- el duende se había puesto de pie conforme puntualizaba las palabras hasta casi convertirlas en un grito.

-No quiero tu lastima, Mago- La ultima palabra fue pronunciada con todo el desprecio que pudo reunir el duende.

-No te estoy ofreciendo mi lastima-agrego el mago aun sentado en el suelo y sin levantar la voz, -te ofrezco mi amistad y enseñarte como un cumplido a tu honor de un guerrero, la valentía es lo que mas valoro en una persona o criatura, si aun así decides rechazar la oportunidad que te doy, sea pues.

-La valentía solo es una estupidez, la mayoría de los guerreros caídos en batalla es por la valentía de colocarse al frente del enemigo, sin embargo tu generosidad es algo inusual en tu raza- el duende se quedo mirando al mago con ojos curiosos para después sentarse de golpe y agregar -Acepto tu oferta con una condición, habrá un pago por tus lecciones y por  tu varita.

-¿Un pago?- pregunto extrañado el mago

-Es algo simple, este polvo lo conseguí hace años con un nativo de tierras lejanas, mas allá del gran océano, se supone que en aquellos lugares existe una criatura, un animal fantástico que solo puede verse en ciertas épocas del año, el nativo no me explicó bien que era, solo se que la criatura se encontró atrapada y el nativo jugó un papel importante en su escape como recompensa la criatura le entrego un diente el cual resulto ser oro sólido de la mejor calidad, el nativo me lo dio hacia el final de su vida después de que lo cuidase por una enfermedad, en fin el hecho es que este polvo puede hacer que los objetos obtengan parte del alma de una persona.

El mago inmediatamente se levanto y esgrimió su varita contra el duende.

-Eso es magia oscura ¡Apártate!

-No seas estúpido –gruño el duende –no estoy hablando de lo que crees, y no funciona así, se supone que el objeto captura la esencia del alma de sus dueños y lo pone a disposición de aquel que sea digno y merecedor de dicho objeto, en el caso del nativo por ejemplo, su medallón atrapó su esencia aventurera y lo hizo viajar a lugares insospechados, y puesto que lo que tu valoras mas es el valor podemos intentarlo con tu espada.

-¿La espada?

-Así cuando tú no estés mas en este mundo cualquier mago digno que se encuentre en peligro podrá convocar la espada, dame tu sombrero y la espada.

El mago hizo entrega de ambos objetos y el duende vertió un poco del polvo dentro del sombrero colocando la punta de la espada dentro.

-Ahora una gota de tu sangre y que tu varita haga contacto con el sombrero y la espada, concéntrate en lo que consideras valentía.

Hubo un destello de luz y la espada desapareció dentro del sombrero, el duende exhibió una sonrisa satisfecha y entrego el sombrero y la extraña bolsita al mago.

-Mis lecciones están pagadas, guarda el resto del polvo por si algún día te es útil, no te preocupes por tu espada acudirá a tu ayuda cuando la convoques, solo no pierdas el sombrero y dicho esto emprendió la marcha hacia el bosque

-Vaya cosa -dijo el mago una vez que estuvo solo -Me parece mucho mas fácil extraviar un sombrero que una espada.- y la risa broto nuevamente de forma natural hasta convertirse en una carcajada, cuando se calmo se coloco su sombrero y con un ondeo de su varita desapareció.

Garnuk caminaba alegre a través del bosque, el mago parecía una persona honesta, el había sentido la verdad en sus palabras y no podía contener la alegría que le brotaba, estaba a punto de pasar a la historia como el primer duende que usaría una varita, pronto lograría que sus hermanos de raza aprendiesen también y los magos serian recompensados por su aportación, y quizás, (solo quizás) en un futuro no muy lejano les enseñarían a manejar el metal y al señor fuego para cosas mejores que comer y cocinar. Se sentía mas vivo que nunca incluso silbo una alegre melodía que su padre le había enseñado en sus años de juventud, su alegre silbatina fue interrumpida por el silbido de una flecha directa a su corazón, el dolor fue lacerante y su silbido quedo ahogado por la sangre amontonándose en su boca, alcanzo a escuchar unas palabras en su propio idioma.

-Traidor a la raza eres una deshonra, repartiendo nuestros secretos entre los magos y sirviéndoles como un perro entonces muere como tal.

Garnuk intento responder, necesitaba explicar pero solo en algún recóndito lugar de su cuerpo quedaba un vestigio de fuerza el cual utilizo para tratar de ver a su asesino, pero solo vio un fino rayo de sol atravesando la espesura del bosque, la luz se fue haciendo mas grande y después, nada.

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«No creo poder actualizar este fic de la misma manera que «Historia Alternativa» porque aun no he definido el rumbo de la historia, pero voy a tratar de mantenerlo igual de a capitulo por semana, si me retraso en algun momento ya saben el porque. Saludos»

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