El mago se apareció en una colina sobre la entrada de un pueblo, el sol estaba descendiendo de lo más alto y la tarde se acercaba con una humedad en el viento que pronosticaba lluvia.
Dedicó unos segundos a contemplar las casas que se extendían a lo largo del valle, no era una población muy grande pero tenia sus ventajas el que estuviese formada exclusivamente por magos y brujas, no había que esconderse de los grupos muggles de alborotadores que, si bien no podían reconocer por completo los vestigios de magia, eran lo bastante violentos como para cargar a ciegas contra cualquier cosa que oliese a mágico, y su atuendo cumplía los requisitos.
Camino a paso rápido hasta alcanzar las primeras casas del poblado, busco entre las calles hasta que encontró lo que buscaba, una casa que hacia las veces de tienda, había un escaparate en un costado y sobre un polvoriento cojín se exhibía una varita de aspecto frágil y desgastado. El mago cruzo el umbral, unas nubecillas de polvo se levantaban a cada paso que daba dibujando los rayos de sol que se dejaban filtrar por un techo que seguramente requeriría reparaciones muy pronto. Toco la campanilla y un mago de aspecto bonachón y con un amplio bigote se acerco a el con una sonrisa que asomaba entre sus abultadas mejillas.
-¿Dígame en que le puedo servir señor?
-Quiero una varita.
-Por supuesto, por supuesto, tenemos una amplia variedad, ¿Qué le parece esta?- el vendedor extrajo una caja de un color rojo desgastado y de ella sacó una varita larga y brillante.- Nuez y pelo de unicornio, 36 centímetros algo rígida, potente para hechizos.
-De hecho estoy buscando algo mas pequeño- dijo el mago.
-Lo siento, no entiendo- replico el vendedor con extrañeza- el mago no elige a su varita, es la varita la que elige al mago.
-Sucede que la varita no es para mi, es para alguien con manos mas pequeñas que las mías.
-Ah, el heredero de su casa esta por empezar a instruirse, comprendo, comprendo, sin embargo debo decirle que seria mucho mas conveniente si trajese a su hijo aquí y la varita correcta lo eligiese.- Soltó el vendedor sin apenas tomar aire.
-No, no me ha entendido, yo no tengo hijos, aun.-replico el mago.
-Ah ya veo, un regalo para la dama- dijo el vendedor con una sonrisa cómplice en el rostro- tenemos excelentes varitas de ornato con lo mejor de la moda para las damas de la alta sociedad y con acabados primorosos que honrarían hasta el más exigente gusto.- el vendedor alzo varias veces al unísono ambas cejas mientras decía esto, arrancando la carcajada del mago.
-No tampoco es para una dama, digamos que tengo un aprendiz y quiero hacerle un regalo para instruirlo como debe se.
-Entiendo, entonces algo simple y pequeño, mmmh, si creo que tengo algo que le gustara y uniendo la acción a la palabra casi corrió hasta la parte trasera de su tienda donde se oyó por unos momentos el mover y remover de cajas finalmente el vendedor se acerco con una varita mucho mas corta que la anterior.
-Acebo y pluma de fénix, 22 centímetros, poderosa y eficaz tanto para hechizos como para transformaciones, tiene un mango de sujeción aquí como puede ver, esta cabeza de dragón grabada hace que el principiante se ajuste mejor a su uso y no la tire en alguna floritura.
-Excelente- dijo el mago mientras sujetaba la pequeña varita- me la llevo.
Pago una pequeña cantidad por la varita y salio del local, camino hasta donde había una hostería y pidió una habitación, el duelo y la caminata lo tenían cansado, además debía programar su entrenamiento del día siguiente, aun no había decidido que enseñarle a Garnuk pero lo haría conforme fueran avanzando, quizás iniciarían con un poco de transformaciones y uno que otro hechizo, claro, eso si la varita aceptaba rápido a Garnuk, a pesar que los duendes y los magos eran criaturas lo suficientemente mágicas para canalizar su magia a través de objetos no estaba seguro si la magia de un duende seria suficiente para una varita, estas eran caprichosas y desleales con aquellos que no llenaban sus expectativas, y con ese pensamiento se quedo dormido.
***
-Señor Urg, traigo malas noticias.
El anciano duende movió su cabeza un poco para poner atención al recién llegado, el cual lucia bastante agitado como si hubiese corrido por un largo tramo, estaba a punto de reprenderlo por presentarse en esas condiciones en el salón principal cuando sus ojos repararon en la mano del duende el martillo de oro era inconfundible, era el símbolo del duende regente, aquel que años atrás había cedido a su hijo Garnuk cuando este había tenido la edad suficiente para dirigir a su pueblo y sabia que su hijo moriría antes de perder ese martillo símbolo de su honor y su poder.
No tardo en relacionar la mención de malas noticias y el hecho de que un duende extraño portase ese martillo, su semblante se torno pálido pero su voz salio determinante cuando pregunto:
-¿Muerto?
-Si señor- el duende agacho su cabeza y evito el contacto visual con el anciano.
-¿Quién?- pregunto de nuevo con voz aun mas dura.
-Un mago señor, yo lo vi todo.
El anciano duende bajo su cabeza un momento respirando entrecortadamente hacia bastante tiempo que un mago no asesinaba un duende, las antiguas revueltas habían finalizado gracias a Gringott y sus nexos con los magos, pero aun así las dos razas vivían recelosas una de la otra y siempre que había oportunidad intentaban demostrar su supremacía ante los demás. Esa podría ser una explicación y estaba dispuesto a aceptarlo por el honor de su hijo, una vez mas pregunto.
-¿Un duelo justo?
-No mi señor, fue atacado por la espalda para robarle su espada, yo pude rescatar el martillo que llevaba oculto en sus bolsillos.
El anciano sitio la furia rugir en su interior, maldita raza de víboras traicioneras, muerte era lo único que se podía esperar de los malditos magos y de su maldita prole y muerte era lo que el les iba a dar.
Con una vitalidad impropia de su edad salto de su asiento y empezó a colocarse su armadura al tiempo que con voz de trueno ordeno.
-Suenen el cuerno, llamen a los guerreros, vamos a recuperar la espada de mi hijo.
muy bueno, tanto este como los anteriores.
Acebo y pluma de fenix. Sobrevive la varita de harry tanto tiempo? 😛
No, es otra varita con caracteristicas similares. 🙂
Saludos.
muy bueno! me gusto el hecho de Gringott, tiene sentido para mas adelante 😉
excelente, pero obsewrvo que lo escibiste hace tiempo, espero y no sea el fin de la historia, porque esta estupenda, solo con estos dos capitulos y el duelo me hipnotizaste, continua amigo! por favor
No, no es el final, se vienen varios capitulos, pero no los publico con la misma continuidad que el fic central.
Tengo uno casi listo, lo voy a pulir un poco y lo publico lo mas pronto posible.
Saludos.